
Se puede visitar en el Museo Municipal de Albacete hasta el día 6 de enero de 2010 o bien en la web www.raulmoreno.net Espero que os guste y la disfrutéis.
La naturaleza es frágil, pero el ser humano lo es más.
Las experiencias vividas nos hacen tal y como somos. Somos nuestras propias experiencias. The lived experiences do such to us and as we are. We are our own experiences. Raúl Moreno.
Cuando sopla el viento del norte todo calla, todos se esconden. Solamente unos pocos elegidos podrán desafiar su furia.
Es día de estar en casa a la luz de una vela y dejar que su silbido te susurre al oído las historias y leyendas nórdicas, esas de esquimales y vikingos.
Había una joven inut muy guapa, a la que el rey de las gaviotas pidió en matrimonio a su padre ya que estaba enamorado de ella. El le dijo, Si. Te la llevarás a tu reino. (Así yo seré el padre de una reina y nada me faltara).
Entre todas todas las gaviotas la subieron hasta el cielo, para llevarla a la isla de las gaviotas. Al despertar el padre y no verla, lloro su perdida, y arrepentido de lo que hizo, cogió su kayak y se fue por ella. Al rescatarla corrió y corrió, la subió al kayak y se adentro en el mar. Cuando ya se creían a salvo, las gaviotas fueron a por lo que les pertenecía, la joven. Las gaviotas cogieron a la chica de sus manos y el padre de los pies. En el forcejeo, la joven callo al agua y se hundió en las profundidades de frío océano.
Ella no murió, y desde entonces es SEDNA, la Diosa de las profundidades y de los animales marinos. Cuando la pesca y la caza escasea, un chaman inuit, tiene que bajar a las profundidades del océano y peinar los cabellos de SEDNA, ella hace que en ellos se enreden las ballenas, focas, peces. Para que así los inuit, bajen a peinar su pelo y poder liberarlos y de esta manera regrese la pesca y la caza. También les recuerda quienes son y a quien se deben.
Esto es lo que susurra el viento hoy.
Oí el aullido de un perro, me acerque y allí estaba el, con la cabeza en alto y tal vez rogando por su libertad. En su interior un lobo le pedía a gritos romper las cadenas que le apresan y le impiden correr por las montañas, pisar la nieve virgen que a cada una de sus pisadas cruje y deja que su patas se hundan hasta el pecho, en el cual, al roce con la nieve hace que su corazón lata con más fuerza y le haga sentirse vivo y libre. Tal vez sea así, no lo se, lo que es seguro es que ese aullido era melancólico, estremecedor y lleno de sentimiento.
Anoche abrí mi ventana y deje pasar la Aurora boreal, ella con su luz iluminaba todos los rincones de mi corazón. Podía verla y sentirla, se movía y variaba su intensidad, fue algo maravilloso. No es la primera vez que la miro y ella me mira, pero cada vez es diferente y especial, es la luz del norte que todo lo envuelve.
Me pareció oír de nuevo un aullido, chssss, silencio. Es el lobo, que le esta rogando a la luz del norte su añorada libertad.